Grimorios: libros de magia a través de la historia

Introducción

¿Cuáles son los libros más peligrosos del mundo? Muchos señalarían obras de carácter ideológico,
político y religioso que han podido desencadenar guerras, nublar voluntades y transformar las sociedades a lo largo de la historia.
Pero hay otros libros. Otros cuya mera posesión podía enviar a su propietario a la hoguera. Volúmenes que han sido condenados y proscritos durante siglos y que, por lo tanto, había que custodiar en el más secreto de los lugares, ocultos a ojos indiscretos. Y, sin embargo, eran tan codiciados y deseados que sus propietarios no dudaban en pagar altas sumas por ellos y en desafiar las leyes que los prohibían, arriesgando con ello sus propias vidas.
Hablamos de grimorios: libros creados a partir del siglo XIII sobre contenido mágico y esotérico,
enfocados en los conocimientos secretos del ocultismoSin embargo, como veremos en este artículo, los textos mágicos son tan antiguos como la propia
escritura y han sido una constante a lo largo de la Historia, desde los orígenes de las primeras ciudades al siglo XX, sobreviviendo a las guerras de religión, la caza de brujas e incluso el desarrollo de la Ilustración.
La palabra “grimorio” procede, según la Real Academia Española, del término francés grimoire, y este es, a su vez, de una alteración de “grammaire”, «gramática», según el Trésor de Langue Française. Esto se debe, en parte, a que en la Edad Media, las «gramáticas» latinas (libros sobre dicción y sintaxis del latín) eran fundamentales para la educación escolar y universitaria, mientras que la mayoría iletrada sospechaba que los libros no eclesiásticos eran mágicos.
Otra versión sobre el término sostiene que la palabra «grimorio» proviene del italiano rimario que significa «composición de versos». Con el paso del tiempo la palabra habría cambiado a grimario y de ahí a grimorio. Los magos medievales italianos creían que la composición en versos favorecía a
que las operaciones mágicas fueran más poderosas. Por esta razón, las llamaban «incantesimo» (encantación) porque para su desarrollo empleaban la poesía y el canto.
Aunque tradicionalmente los grimorios se asocian a la magia negra y la invocación de diablos, no siempre es así. En este artículo veremos que muchos de ellos eran todo lo contrario: contenían nombres de ángeles, recetas y oraciones para sanar y todo tipo de consejo para hacer la difícil vida de nuestros ancestros más llevadera. Otros, sin embargo, sí son volúmenes de un carácter mucho más oscuro y siniestro y requieren la ofrenda de sacrificios y de pactos satánicos para desencadenar su magia.
Todos ellos son, a su manera, fascinantes. Un testigo silencioso de las creencias y el pensamiento
de las sociedades antiguas y de un tiempo en que la magia, en todas sus facetas, formaba parte
del día a día de los seres humanos.

 

Hermes Trimegistus en un mosaico de la Catedral de Siena. Hacia 1480.

LOS ORÍGENES: TRATADOS DE MAGIA EN LA ANTIGÜEDAD


Aunque cuando pensamos en un “grimorio” la primera imagen que suele venir a nuestra mente es la de un códice medieval, en realidad, sus orígenes se remontan a muy atrás en el tiempo, a las antiguas civilizaciones del Próximo y Medio Oriente. De hecho, cuando en plena Edad Media, a lo largo del primer milenio, comienzan a surgir los primeros textos que podemos considerar como grimorios, éstos estaban fuertemente influenciados por las traducciones griegas y romanas de tex-
tos egipcios.
A pesar de que la Edad Media fue una época de intolerancia religiosa marcada por las Cruzadas, el auge de la Inquisición (no solo la española, otros países también desarrollaron tribunales similares) y las frecuentes represiones contra los judíos; lo cierto es que también fue un período de extraordinaria colaboración y entendimiento entre distintas religiones y culturas.
En el siglo XIII, Alfonso X “El sabio” institucionaliza la Escuela de Traductores de Toledo (aunque sus raíces se pueden rastrear cien años antes) y, entre los escritos que se traducen gracias a eruditos procedentes de todo el mundo, se encuentran textos astrológicos. En León, en el siglo XIII, el rabino Moisés de León, escribe el “Zohar”, el libro central de la Cábala, que tendrá una importancia decisiva en el desarrollo de las corrientes esotéricas que se desarrollarán en Europa.
Por primera vez desde la caída de la Biblioteca de Alejandría, estudiosos desde lugares muy lejanos y procedentes de culturas muy distintas colaboran entre sí dando lugar a una gran difusión (en círculos escolásticos) de textos relacionados con lo mágico, muchos de ellos procedentes de la antigüedad clásica, incluyendo traducciones de textos procedentes del Antiguo Egipto y de las regiones de Mesopotamia.

LOS “MAGI”DE PERSIA

Los antiguos griegos y romanos creían que los sacerdotes de una antigua tribu persa, los “Magi” habían sido los primeros en practicar magia, cuyos secretos les habían sido transmitidos por su fundador, Zoroastro (o Zaratustra). De hecho, la palabra “magia” proviene del persa antiguo “maguš” (mágush), que más tarde daría lugar al griego μαγεία “mageia” (cualidad de sobrenatural) y al latín “magīa”.
Los “Reyes Magos” que llevaron regalos al Niño Jesús, serían unos representantes de esta tribu. A este respecto, Plinio el Viejo, el famoso naturalista y militar romano que vivió en el siglo I (y que falleció en la erupción del Vesubio), escribió: “Sin duda, la magia fue inventada en Persia por
Zoroastro”.
No existe actualmente un consenso académico sobre cuándo vivió este líder. Las fechas más antiguas que se barajan se remontan hasta el sexto milenio antes de Cristo, de manera que esta podría ser la antigüedad real de esta “magia” practicada por los persas. Pero Plinio el Viejo fue un paso más allá, estableciendo una distinción entre cúando fue creada la magia y cuándo comenzó a ponerse por escrito. Según él, el primero en hacerlo fue un mago persa llamado Osthanes, que acompañó al rey Jerjes en su fallida guerra contra Grecia (480 a.C.) y en el proceso “esparció las semillas de este horrible arte a lo largo del camino, infectando el mundo con él”.
En las tradiciones judía, cristiana e islámica, en este aspecto influenciadas por la mitología de Babilonia, el origen de los libros de magia se remonta a antes del gran diluvio universal. Mientras que en algunos textos hebreos y samaritanos se atribuyen al primer hombre, Adán, los primeros escritos, en fuentes de la antigüedad tardía y de la Edad Media es a Enoch a quien se le asocia como el inventor del libro. En algunos fragmentos de los manuscritos hallados en el Mar Muerto, encontrados en las cuevas alrededor de Qumran, cerca del Mar Muerto, a mediados del siglo XX, se menciona el “Libro de Enoch”, con contenido astrológico, astronómico y vocaciones a los ángeles, lo que quiere decir que este libro ya circulaba en tiempos de Jesús.
El libro de Enoch (bisabuelo de Noé) contiene material único sobre los orígenes de los demonios y gigantes (nefilim), y sobre por qué algunos ángeles cayeron del cielo, así como una explicación de por qué el diluvio, como es narrado en el Génesis, habría sido moralmente necesario, y una exposición profética del reinado de mil años del Mesías. Este sería, según la cronología bíblica, el primer tratado sobre ciencias ocultas. Sin embargo, el primer trabajo sobre sobre conjuros y magia se atribuye a los hijos de Noé: Shem y Ham.

Créditos de las imágenes: Wikicommons.

“La adoración de los Magos”. Bartolomé Esteban Murillo. Hacia 1660. Los tres sabios que fueron a presenciar el Nacimiento de Jesús son una representación de los “Magis”, una tribu de origen persa con profundos conocimientos de magia y astrología.

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Espero que volvamos a vernos muy pronto para seguir desvelando juntos los secretos del arte.

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