En noviembre de 2017, la sede neoyorquina de la casa de subastas Christie’s batió todos los records de precios alcanzados hasta entonces en la historia del mercado del arte: la obra “Salvator Mundi”, de Leonardo da Vinci, la última pintura del maestro renacentista en salir a la luz, alcanzó la astronómica cifra de 450,3 millones de dólares. Aunque las expectativas eran muy altas (el precio de salida establecido por la casa era de cien millones de dólares), este espectacular precio de remate fue todo un terremoto en el mundo del arte. En primer lugar, porque contradecía la creencia de que los antiguos maestros no son capaces de desbancar a los grandes artistas contemporáneos, como Picasso, Basquiat o Lucian Freud. Pero también y, sobre todo, porque volvía a poner sobre la mesa el eterno debate sobre la valoración de obras de arte y objetos de valor.
Este texto es un extracto de un artículo publicado originalmente en la revista ACTA de la Asociación de Autores Científico-Técnicos y Académicos.